En nuestro país existen muchos problemas, como ciudadanos nos damos cuenta de ellos, los padecemos pero también en algunas ocasiones abonamos a que esto siga existiendo, la impunidad es uno de ellos, si existe altos grados de impunidad hay un enorme falta de justicia.
Habitualmente desde hace algunos años leo el periódico, hoy por ejemplo (23 de abril) al abrirlo me entere de la captura de un narcotraficante, el cual era apodado “el indio”, resulta que ya había sido detenido en tres ocasiones, sin embargo, había sido liberado por “errores”, un juez le concedió los amparos correspondientes, los cuales le permitieron gozar de la libertad y seguir recurriendo a sus labores delictivas.
Este es un ejemplo de impunidad, sin embargo lo lamentable es que esta es la regla y no la excepción, tenemos el caso de la niña Paulette en el Estado de México; los asesinatos de los dos jóvenes del Tec de Monterrey; el asesinato de dos niños en Durango por parte del ejercito o los más de 20 mil asesinatos en todo el país los cuales se encuentran en la más absoluta impunidad.
La impunidad es un cáncer al cual todos estamos expuestos, una enfermedad que avanza y poco a poco va llegando a los rincones de este cuerpo social, la impunidad nos puede salvar en algún momento, podemos valernos de ella en alguna ocasión, pero es muy probable que si la alimentamos tarde o temprano seremos victimas de ella.
Un caso paradigmático de impunidad se encuentra en los hechos ocurridos en Hermosillo, Sonora en la guardería subrogada del IMSS: ABC. En la cual murieron 49 niños y 79 más sufrieron lesiones. Hasta el momento, a casi un año, ninguna persona se encuentra en la cárcel por este hecho.
Incluso la SCJN intervino en el caso y responsabilizo al exdirector del IMSS Juan Molinar Horcasitas y al exgobernador Eduardo Bourns por violaciones graves a los derechos humanos. En cualquier otro país con un sistema judicial medianamente aceptable hubiera deshabilitado a estos políticos para participar en la vida publica.
El asunto no se trata de colores, no se trata de partidos, lo que debemos buscar es una cambio real, no es posible que solo las personas que son victimas directas de la impunidad pidan una solución, mientra la impotencia se apodera de ellos y sus familias.
Lo más grave es que no contamos en México con estadísticas confiable que nos digan los niveles de impunidad del sistema de justicia, ya que la corrupción del mismo, así como la falta de un compromiso a impedido que existan, sin embargo, por ejemplo para el instituto ciudadano de estudios sobre la inseguridad a.c. según sus estadísticas “si se consideran tan sólo las averiguaciones previas iniciadas —API— durante los últimos años la eficiencia global del sistema de justicia es, en promedio, cuando más del 3.8 %. Es decir por cada 100 personas de las cuales se presume su responsabilidad en hechos delictivos, sólo se logra sentenciar a un poco menos de 4”.
Pero estas son las denuncias que se presentan y se inician, la realidad es más alarmante aun si se considera que “en México se sentencia apenas a 24 personas por cada 1,000 hechos delictivos conocidos por las autoridades, es decir de los que quedan registrados oficialmente. Al considerar los delitos realmente cometidos en el país, tenemos que se sentencia a 7 por cada 1,000 lo que equivale al 0.7%”.
El caso de la impunidad como se ve es muy grave, el problema tiene profundas raíces en nuestro sistema de justicia, el cual es obsoleto, el problema ahora con el crimen organizado es que se sienten invulnerables, la estrategia contra este flagelo debe pasar inexorablemente por la solución del problema de la impunidad en México.
Habitualmente desde hace algunos años leo el periódico, hoy por ejemplo (23 de abril) al abrirlo me entere de la captura de un narcotraficante, el cual era apodado “el indio”, resulta que ya había sido detenido en tres ocasiones, sin embargo, había sido liberado por “errores”, un juez le concedió los amparos correspondientes, los cuales le permitieron gozar de la libertad y seguir recurriendo a sus labores delictivas.
Este es un ejemplo de impunidad, sin embargo lo lamentable es que esta es la regla y no la excepción, tenemos el caso de la niña Paulette en el Estado de México; los asesinatos de los dos jóvenes del Tec de Monterrey; el asesinato de dos niños en Durango por parte del ejercito o los más de 20 mil asesinatos en todo el país los cuales se encuentran en la más absoluta impunidad.
La impunidad es un cáncer al cual todos estamos expuestos, una enfermedad que avanza y poco a poco va llegando a los rincones de este cuerpo social, la impunidad nos puede salvar en algún momento, podemos valernos de ella en alguna ocasión, pero es muy probable que si la alimentamos tarde o temprano seremos victimas de ella.
Un caso paradigmático de impunidad se encuentra en los hechos ocurridos en Hermosillo, Sonora en la guardería subrogada del IMSS: ABC. En la cual murieron 49 niños y 79 más sufrieron lesiones. Hasta el momento, a casi un año, ninguna persona se encuentra en la cárcel por este hecho.
Incluso la SCJN intervino en el caso y responsabilizo al exdirector del IMSS Juan Molinar Horcasitas y al exgobernador Eduardo Bourns por violaciones graves a los derechos humanos. En cualquier otro país con un sistema judicial medianamente aceptable hubiera deshabilitado a estos políticos para participar en la vida publica.
El asunto no se trata de colores, no se trata de partidos, lo que debemos buscar es una cambio real, no es posible que solo las personas que son victimas directas de la impunidad pidan una solución, mientra la impotencia se apodera de ellos y sus familias.
Lo más grave es que no contamos en México con estadísticas confiable que nos digan los niveles de impunidad del sistema de justicia, ya que la corrupción del mismo, así como la falta de un compromiso a impedido que existan, sin embargo, por ejemplo para el instituto ciudadano de estudios sobre la inseguridad a.c. según sus estadísticas “si se consideran tan sólo las averiguaciones previas iniciadas —API— durante los últimos años la eficiencia global del sistema de justicia es, en promedio, cuando más del 3.8 %. Es decir por cada 100 personas de las cuales se presume su responsabilidad en hechos delictivos, sólo se logra sentenciar a un poco menos de 4”.
Pero estas son las denuncias que se presentan y se inician, la realidad es más alarmante aun si se considera que “en México se sentencia apenas a 24 personas por cada 1,000 hechos delictivos conocidos por las autoridades, es decir de los que quedan registrados oficialmente. Al considerar los delitos realmente cometidos en el país, tenemos que se sentencia a 7 por cada 1,000 lo que equivale al 0.7%”.
El caso de la impunidad como se ve es muy grave, el problema tiene profundas raíces en nuestro sistema de justicia, el cual es obsoleto, el problema ahora con el crimen organizado es que se sienten invulnerables, la estrategia contra este flagelo debe pasar inexorablemente por la solución del problema de la impunidad en México.
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