La impunidad es característica de nuestras instituciones. A lo largo de la historia de México la impunidad ha sido constante, esta se da principalmente por la cultura de corrupción que se encuentra enraizada en parte importante de la sociedad, que conjuntamente con una la cultura de la no denuncia crea un caldo de cultivo propicio para la impunidad.
Otro factor que incide en los altos niveles de impunidad, es la desigualdad abismal entre las clases sociales, mientras una mayoría se encuentre en la pobreza y una pequeña minoría mantenga estándares de vida tan altos, la impunidad será más difícil de eliminar. En este sentido el acceso al poder es limitado a un grupo reducido de ciudadanos, ya que la inmensa cantidad de recursos que reciben los partidos políticos provoca la conformación de núcleos cerrados, en los que los ciudadanos comunes no tienen acceso.
En el sistema de justicia penal es donde se encuentra el problema más visible de impunidad, con un sistema de justicia anquilosados, que a su vez, ha provocado la cultura de no denunciar, la justicia se aleja de la sociedad dando pie a la impunidad.
El caso de la impunidad de las altas esferas de poder, es por demás, paradigmático de la impunidad en el país, solo una parte pequeña de la alta esfera paga la serie de agravios cometidos contra la sociedad, los cuales en su mayoría fueron llevados a la justicia no por que el sistema funcionara, sino por que estos se enfrentaron con otros grupos de poder al interior de la misma élite.
Así nos encontramos con la impunidad para los autores materiales e intelectuales de la masacre de 1968 y 1971, en el fraude electoral de 1988, la muerte de perredistas a lo largo del gobierno de Carlos Salinas, la impunidad de los responsables de la crisis económica del 1994, del Fobaproa, de los Amigos de Fox, del Pemexgate, la impunidad para los asesinos de cientos de personas en manos del narcotráfico, por solo mencionar algunos casos.
Por eso es, importante denunciar el fraude electoral cometido el 2 de julio del 2006, es importante denunciar las irregularidades del proceso, la intervención del Presidente Vicente Fox, del Consejo Coordinador Empresarial, de la extrema derecha, la irregularidades del Instituto Federal Electoral, del Tribunal Electoral, no debemos dejar que esta situación se repita, deben saber estos grupos, que estamos dispuestos a romper con la impunidad, que estamos dispuestos a crear un verdadero grupo de oposición que denuncie cada una de las arbitrariedades que cometan los gobernantes.
El marcaje personal debe ser para todas las instituciones gubernamentales, comenzar a formar la cultura de la denuncia, no quitar el dedo del renglón hasta que las personas responsables de un delito sean castigados, hacer eco por todos los medios posibles, si no se toman cartas en el asunto en las instituciones de justicia, se debe denunciar por la radio, la televisión, prensa, entre los familiares y amigos.
Las élites le apuestan a la cultura de la no denuncia, le apuestan al olvido de la sociedad. La sociedad debe apostarle a la denuncia, a la vigilancia. La corrupción debe ser vista como una lacra de la sociedad y no buscar darle justificaciones y menos enorgullecerse de ella.
La impunidad es un mal que dificulta la vida en sociedad, algunos individuos se puede beneficiar momentáneamente, pero a la larga solo crea una sociedad hundida en el caos de la corrupción, donde los más beneficiados son aquellos que pueden comprar la justicia, y los más perjudicados, como siempre, seran las clases más pobres.
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