viernes, noviembre 24, 2006

QUE NADIE PROTESTE, ANTE LA INJUSTICIA.

Los defensores de la supuesta legalidad hoy se desgarran las vestiduras, se desgañitan las gargantas defendiendo las instituciones “democráticas”, como si se encontraran ante el Apocalipsis llaman a sus rivales locos, descerebrados y los conminan a no tirar su capital político, a reconsiderar su postura, y es que, los defensores del statu quo, del estado de calma, no quieren que se alboroten las aguas, no quieren que se cuestione su autoridad.

Lo que tiene inquietos a los defensores de los privilegiados es que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es un verdadero líder, que lo siguen millones de habitantes de este país, y que la situación de pobreza que padece la población es mucha. Además AMLO es el portavoz de muchas de las demandas de justicia social e igualdad, lo que podría desencadenar una mayor critica hacia el sistema de privilegios que buscan mantener las elites del poder.

A ellos les encantaría que nadie protestara, que nadie alzara la voz, que las cosas se desarrollan según sus planes, les incomoda que la gente se organice, salga a las calles, les gustaría que AMLO actuara como Cuahutemoc Cárdenas en 1988, cuando se quedo con la boca cerrada, cuando se quedo sin actuar. Sí que nadie diga nada, si hay fraude, si los empresarios, el gobierno y grupos de extrema derecha, hacen una campaña fuera del marco de la Ley y las instituciones encargadas de velarla se los permiten.

Que todos cierren el pico, cuando no se tienen oportunidades de empleo y los que tienen son explotados, si el mínimo no alcanza, si los obreros son obligados a rolar turno, aun a costa de su salud o si los niños tienen que trabajar para llevar el gasto, lo que se pide es, usted no proteste, aunque cada vez halla más indigencia y más gente este orillada al trabajo informal y después son rechazados porque quitan el trabajo a los establecidos, la voz es la misma, usted no proteste.

No proteste aunque millones de mexicanos tengan que emigrar al norte, para poder tener lo que aquí no encuentran, aunque tengan que ser tratados como criminales, aunque tengamos el crimen organizados hasta el cuello y la ciudadanía viva en varias partes con el temor de salir a la calle.

Que nadie proteste si existen los sacerdotes pederastas y los altos clérigos los protegen, que nadie proteste si el Cardenal se pronuncia por la entrada de la Policía Federal Preventiva a Oaxaca.

No proteste aunque el Fobaproa costará varias generaciones pagarlo y los beneficiados fueron un grupo de especuladores, banqueros y grandes capitalistas, no proteste y además olvídese. No proteste por tener la línea telefónica más caras del mundo y al mismo tiempo, el dueño, este entre los tres más ricos del mundo. Que le pasa, como va a protestar en uno de los países más desiguales del mundo, que dirán nuestros vecinos, sus periódico, que somos unos irresponsables, eso es hacer el ridículo.

Que dirán nuestros “intelectuales”, nuestros “hombre de letras”, que buscamos desestabilizar la democracia, que no estamos conformes con el país maravilloso que nos muestra la televisión. Pues que renegados estos, ahora van a pedir que no suba la gasolina, el disel, la leche liconsa, la tortilla y después que, ¿pensaran protestar si se les ponen otros impuestos regresivos?, a donde vamos a parar.

Y es que hay que defender la estabilidad macroeconómica, no debemos de ahuyentar al turismo, como esos bárbaros de Oaxaca, sí hay problemas de injusticia de marginalidad ancestral, pero debemos dar la impresión de un país prospero, no de nacos, están como esos otros nacos, que obstruyeron paseo de la reforma por el fraude electoral, nomás regándola.

Lo bueno es que la crema de la sociedad vive en sus residencias, centros comérciales, escuelas privadas y viaja al extranjero, lejos de los nacos, esos que se queden en sus getos, en sus palomeras.

Los que se oponían a la Independencia de México, los que se oponían a la Revolución Mexicana, tienen en común la defensa del statu quo, defender los privilegios que se obtuvieron bajo el silenciosos sistema que va carcomiendo a la sociedad, que gana terreno cuando no se quejan, cuando no se denuncia. Esa es la actitud que esperan, que nos quedemos sentados frente al televisor, mientras se destruyen las instituciones de salud y educación, mientras se relega la ciencia y la tecnología.

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